La prensa de hoy se divide en dos frentes: la inminente caída de Gaddafi y el mensaje de despedida del Papa. Sin embargo, no deberíamos olvidarnos de la hambruna de Somalia; un país al que los medios solo parecen haberse acercado en las últimas semanas por la grave sequía que está causando la muerte de miles de personas. Por fortuna, un artículo de Amy Martin nos permite indagar más allá de las imágenes de niños famélicos que pueblan los telediarios y advertir que no estamos solo ante un desastre climatológico-humanitario sino también ante un problema político. Pues las causas de la tragedia cabe hallarlas, en buena parte, en la irrupción de Al Qaeda en África. Difícilmente se podrá vencer al terrorismo con caridad y buenos alimentos, y, por ello, es estimulante saber -como escribe Martin- que se está trabajando en mejorar la estabilidad política en Somalia…
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