El martes 1 de diciembre, la Oficina del Parlamento Europea en Barcelona organizó un apasionado diálogo en línea sobre la crítica situación que sufre de la oposición democrática en Bielorrusia, donde el régimen de Alexandr Lukashenko está reprimiendo a los manifestantes pacíficos que protestan contra su Gobierno, con detenciones indiscriminadas, violencia y casos tan graves como el del asesinato del activista opositor Raman Bandarenka. Lukashenko fue reelegido como presidente bielorruso en una elección fraudulenta celebrada en agosto, que, como señaló el Consejo Europeo, “no eran justas ni libres y no cumplían con las normas internacionales”.
Los participantes en el debate, que fue trilingüe (inglés, catalán y español), fueron Robert Biedroń, presidente de la Delegación del Parlamento Europeo para las Relaciones con Bielorrusia; Carmen Claudín, investigadora asociada senior del CIDOB (Centro de Asuntos Internacionales de Barcelona) y Alen Turava, portavoz de la Asociación Bielorrusa RAZAM de Cataluña. Moderado por el periodista Marc Marginedas, corresponsal en Moscú de El Periódico de Catalunya, el diálogo estaba abierto al público y a la prensa, y permitió conocer de primera mano la situación en Bielorrusia y el papel que la Unión Europea puede desempeñar en la resolución de este conflicto.
En sus discursos, Biedroń valoró muy positivamente las protestas de la sociedad civil democrática contra el régimen de Lukashenko y advirtió que este país está bajo la influencia y la dependencia del Gobierno ruso de Vladimir Putin, lo que complica la intervención de la UE. A este respecto, a pesar de las sanciones europeas contra altos funcionarios del ejecutivo de Lukashenko, se necesitan más acciones de cooperación y un mayor compromiso de la UE si quiere frenar la represión violenta y facilitar que el pueblo bielorruso decida su futuro. En la misma línea, Claudín consideró que todos los esfuerzos deberían destinarse a la celebración de una elección legítima, por mucho que el Gobierno de Putin no tenga interés en una democratización de Bielorrusia.
Por último, Turava ofreció una perspectiva más humanitaria y emocional de la persecución sufrida por el pueblo bielorruso, e hizo hincapié en la resiliencia y la capacidad creativa de los ciudadanos de su país, que se han despertado como nación y piden cambios profundos. Así, consideró que los bielorrusos no se sentirían satisfechos con un cambio cosmético que ponga fin a la presidencia de Lukashenko, sino que exigirían el fin del régimen, la llegada de una democracia real.
El debate se celebró con ocasión del Premio Sàkharov 2020 del Parlamento Europeo a la Libertad de Conciencia en la oposición democrática de Bielorrusia.
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